La voz dormida.


“Ya nunca más tendremos la voz dormida al lado de la boca, hermana. La voz que nunca quiso decir que todos habían muerto ha despertado. Mi obligación era sobrevivir para contarlo y ahora necesito contarlo para sobrevivir... al silencio, a la locura, a un presente que necesita vestirse de futuro”.


Pepita es una superviviente. Es como tú, es como yo. Ella pertenece a "las demás". Ella no sabe que es valiente porque el miedo la envuelve. Ella no quiere saber nada de política, no entiende de bandos y solo quiere estar en Córdoba con su amor. Vive bajo el hambre, la rabia, la impotencia pero lucha para sobrevivir y nunca se cansa porque tiene la fuerza de la vida y del amor. Fue torturada, utilizada pero nunca se rindió.

Quedaros con estos tres nombres: Cayetana Cabezas, la adaptadora; Julián Fuentes Reta, el director y Laura Toledo, la actriz que encarna a Pepita porque ellos han hecho posible que esta sea una historia de amor (de hermanas, de parejas, de hijos), que la escritora Dulce Chacón transformó en un alegato contra la represión dominante tras la Guerra Civil, con la intención de devolver la palabra y la dignidad a las mujeres del bando perdedor. Una historia de compromiso donde un solo personaje nos acompaña y nos presenta a los demás a través de una bobina de hilo.

Sabemos que en la escenografía, del propio director, tiene un lugar preferente, el hilo y la máquina de coser. Hay que fijarse en la iluminación, de Joseph Mercurio y, sobre todo, escuchar la música de Luis Paniagua que nos va a marcar la Pepita presente y la Pepita pasado.

Aunque la versión de Cabezas está más dulcificada que la novela de Chacón o la película de Benito Zambrano, el tema ideológico está presente. La obra pone el dedo en una llaga que no se ha terminado de cerrar. Era inevitable no hablar del tema, pero en democracia no deben de existir voces dormidas. De la posguerra española se ha hablado poco, muy poco. No ha existido una reparación para los vencidos y durante mucho tiempo para ellos la guerra no había terminado. También nos hemos planteado el desconocimiento total de muchos de los hechos que ocurrieron y que no sabíamos y que vamos conociendo cuando va pasando el tiempo.

No sabemos cómo cerrar este conflicto, que sigue aún abierto, pero necesitamos que haya una reconciliación efectiva. Un debate coherente que nos permita vivir en paz, como Pepita dice, y conscientes de lo que fue nuestra historia.

En La voz dormida vamos tejiendo la historia de Pepita para al final desmontarla. Hay mucha simbología en el texto (el hilo negro, la tela de araña que atrapa, el vestido de colorido estampado, una niña que retrasa la muerte de una madre) que nos llena de preguntas que hoy día nos seguimos haciendo por la situación actual en la que vivimos (las guerras en el mundo, los conflictos internos del país, las contradicciones legales que nos sorprenden, la manipulación política y de los medios de comunicación, los intereses económicos).

Os hago un apunte sobre la Pepita real (se parece mucho a Laura Toledo como a María León, actrices que la interpretaron).

Pepita Patiño Paéz (1925-2015), fue una activista española, militante del Partido Comunista de España (PCE) y colaboradora de la resistencia antifranquista, que actuó como enlace de los maquis cordobeses y que sufrió la represión franquista.
La Guerra civil española había marcado profundamente su familia, su madre había muerto y tenía varios familiares encarcelados por haber ayudado al maquis. Durante las visitas que Patiño hacía a la prisión, un joven compañero de su tío, el guerrillero Jaime Cuello, de veintisiete años, condenado a veinte años de cárcel, de los que había cumplido seis, se fijó en ella. Al poco tiempo fue trasladado al penal de Burgos.
Patiño decidió esperar y mantener su relación teniendo como única comunicación una postal cada quince días y una visita al año, durante la que todavía aprovechaban para pasar mensajes y consignas para el maquis.
La muerte del Papa Juan XXIII en los inicios de la década de 1960 propició un indulto general, del que se benefició Jaime Cuello, y salió en libertad, después de pasar diecisiete años en prisión. Se casaron, pero él, con la salud muy dañada, sobrevivió sólo diez años.​ En 1998 la escritora Dulce Chacón inició un periplo por diversas provincias españolas en busca de documentación y testimonios reales para su novela. El de Pepita Patiño la golpeó profundamente y le sirvió para dar vida al personaje conductor de la extensa trama de la novela, que fue publicada en 2002. Los demás personajes forman parte de otros testimonios o de la ficción.

Tomo nota sobre adjudicaros sillones como los de la RAE  o lo de ampliar el cupo para que todo el mundo tenga su sitio en el club.

Más datos sobre el montaje teatral.

Cayetana Cabezas, la adaptadora














Madrid, 1979. Actriz de teatro, cine y TV. Criada en Orense, regresó a Madrid para estudiar arquitectura y abrió su propio estudio, que cerró en 2009 para dedicarse de lleno al teatro. Se formó en el Estudio Corazza y es miembro fundador de la Asociación Teatral La Misenplas.

"Comencé a reconstruir la obra a partir de lo que, a mi entender, sostiene la historia: El amor. Al dar voz a los ojos de Pepita, podemos hacer el viaje del resto de los personajes, puesto que, cada uno de ellos, la construye y la forja. Creo que la extraordinaria capacidad de amar de esta mujer, y su manera de relacionarse con la gente que la rodeaba, hace que "La voz dormida" no sea solamente una historia de guerra y posguerra, sino una historia de amor que vence al tiempo y que, aunque no sale indemne, sí consigue hacerse fuerte ante las incansables vicisitudes de una de las épocas más convulsas y negras de la historia reciente de España".

Julián Fuentes Reta, el director.
















(Zaragoza, 1978). Actor, director teatral, director escénico, dramaturgo. Es licenciado en Arte Dramático por la Universidad de Kent en Canterbury y tiene un máster en Teatro Contemporáneo por la Escuela de Arte Contemporáneo de la Universidad Edith Cowan de Perth (Australia Occidental). Como dramaturgo, recibe el accésit al premio Marqués de Bradomín por su texto El mar y es becado por el INAEM y por el CDA para escribir los textos El desierto y Música. Ha trabajado para diversos teatros públicos nacionales e internacionales, destacando Cuando deje de llover, de Andrew Bovell, que recibió el Premio Max 2015 al Mejor Director y Mejor Espectáculo. En las últimas temporadas ha dirigido Las cosas que sé que son verdad, de Andrew Bovell, para los Teatros de Canal (premio Max a mejor Actriz para Verónica Forqué) y estrenado Tribus, de Nina Raine, en la sala Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional, con una propuesta que incluye a dos actores con diversidad funcional.

Laura Toledo, la actriz.



Laura Toledo nació en Sevilla en una familia de creadores; hija de joyero artesano.
Desde pequeña estudiaba ballet y flamenco al mismo tiempo que se entrenaba para campeonatos de natación.
A los 18 años se matriculó en la Escuela de Arte Dramático de Sevilla (ESAD) que compaginaba con su formación de canto y jazz.
Una vez terminada su formación en la ESAD decide embarcar y tomar rumbo a Madrid para luchar por sus sueños. Siguió formándose y estudió interpretación con Alicia Hermida, Assumpta Serna, Scott Cleverdon, Ramón Quesada, Macarena Pombo, entre otros; perfeccionó su formación en el teatro musical estudiando canto, jazz, clásico, claqué, acrobacia y lucha escénica.

Le llega la oportunidad de protagonizar a “Esther” en la serie andaluza Arrayan y se ganó el cariño y reconocimiento del público andaluz. Terminada la serie, vuelve a la capital para rodar su primera película La herencia Valdemar interpretando a “Belle Gunnes, la viuda negra” y trabajando con actores como Paul Naschy, Danielle Liotti, Laia Marull, Oscar Jaenada, Silvia Abascal, entre otros.
Tras terminar el rodaje de la película empieza los ensayos del musical La vuelta al mundo de Willy Fog donde interpreta a la princesa Romy, premiado como mejor musical infantil en los premios Gran Via 2009.

Posteriormente decide seguir con su proceso de investigación y se matricula en el Estudio Juan Carlos Corazza donde realizará la formación completa. Le llega la oportunidad de trabajar como actriz en la exitosa serie Águila Roja, interpretando a Laura de Montignac, madre joven de Águila Roja. También trabaja en la serie Impares y La memoria del agua interpretando a "Gloria", La que se avecina y Bolívar, una lucha admirable para Netflix Trabaja en musicales como Bob Esponja, el musical, Ëdgar Allan Poe, Aventuras en el Jurásico, La noche de las 7 lunas, entre otros. En teatro trabaja en Teoría y práctica sobre los principios mecánicos del sexo, Improvisa tío, Las Leandras, Mucho ruido y pocas nueces, Polvorones, Ana el once de marzo en el Teatro Español y La voz dormida, trabajo por el que le otorgaron el PREMIO a Mejor Actriz Protagonista de Teatro en los Premios de la Unión de Actores de Madrid.

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